La inclusión, en suma, supone un compromiso común con los fines de la educación, una responsabilidad en el seno de la sociedad actual. En líneas generales, la educación inclusiva trata de acoger a todo el mundo, comprometiéndose a hacer cualquier cosa que sea necesaria para proporcionar a cada estudiante de la comunidad- y a cada ciudadano de una democracia- el derecho inalienable de pertenencia a un grupo, a no ser excluido (Ferguson 1995).

Lo que se ofrece es un modo de vida en el que a todo el que llega se le da la bienvenida" (Fuch y Fuch 1994; en Ortiz, 2000: 16) En una institución educativa, en la que la educación inclusiva se lleva a la práctica, los educadores son los que fomentan, entre sus alumnos, la comprensión, la aceptación y el aprovechamiento de las diferencias individuales; esto implica correrse del paradigma de la normalidad, del etiquetamiento y del déficit.
Es, desde el enfoque de la diversidad, al decir de Martínez Domínguez, (1999:85), que podremos comprender la función educativa como aquella que instrumenta para el ejercicio democrático del derecho a la igualdad de oportunidades, el respeto de las diferencias y del derecho a la libertad de elegir sin recibir trato discriminatorio. Es decir, desde esta mirada, la función de la escuela, y del docente como impulsador de las acciones en el contexto escolar, será la de organizar racionalmente la diversidad de información que cada alumno recibe, desde su particular contexto socio-familiar, facilitando, en el aula, la reconstrucción crítica del conocimiento.
Hay que recordar, en relación a esta reformulación del rol, que una propuesta de educación no se basa, exclusivamente o prioritariamente, en recursos sino que fundamentalmente en la apertura al cambio y a la indeterminación de las experiencias educativas, a partir de las posibilidades de transformación que en ellas sepan abrir aquellos que las viven. "Nuestras propias vidas están abiertas a un juego de posibilidades limitado siempre por nuestra posición en relación a los demás y es esa relación con los demás, esa posición entre los otros, la que a su vez abre nuevas posibilidades a nuestras vidas. No se trata de un infinito matemático sino de una indeterminación existencial que nos permite comprometernos, transformándonos con los otros."