“LAS SUPUESTAS DESEVENTAJAS, DESDE LA INCLUSION, NO SON LAS REALIDADES DE LOS ALUMNOS”.
Muchas veces las diferencias individuales son vistas como realidades de los alumnos. Estas barreras, en el plano educativo, dificultan las posibilidades de aprendizajes (de quienes llamamos comúnmente especiales o desmotivados).
Las comunidades educativas deben asumir la responsabilidad como parte de las políticas publicas en los procesos de aprendizaje y participación de todos los alumnos. Las escuelas y equipos de gestión necesitan fortalecerse en los roles, posicionándose desde la ética hacia los alumnos, habilitando siempre la oportunidad de aprender.
La inclusión educativa es un proceso y no puede reducirse solo al discurso y a la enunciación retórica, tampoco pensarse como algo inmediato y mágico.
Debemos adoptar una “perspectiva instrumental”, elegir un camino diferente para la comprensión y cambio de nuestra propia practica educativa, según Daniel Feldman. Tener claro cuales serán las “competencias” para trabajar (capacidades de desempeñar efectivamente una actividad, movilizando conocimientos, habilidades, destrezas, etc.) en cada alumno, nos permitirá una mejor calidad educativa en una “escuela para todos”. El docente le compete: “plantear situaciones y actividades que ofrezca múltiples oportunidades”, que tenga “altas expectativas sobre sus alumnos”, que “brinde los apoyos necesarios” y evalué el progreso según el punto de partida de cada alumno, no comparándolo con otros.
Las comunidades educativas deben asumir la responsabilidad como parte de las políticas publicas en los procesos de aprendizaje y participación de todos los alumnos. Las escuelas y equipos de gestión necesitan fortalecerse en los roles, posicionándose desde la ética hacia los alumnos, habilitando siempre la oportunidad de aprender.
La inclusión educativa es un proceso y no puede reducirse solo al discurso y a la enunciación retórica, tampoco pensarse como algo inmediato y mágico.
Debemos adoptar una “perspectiva instrumental”, elegir un camino diferente para la comprensión y cambio de nuestra propia practica educativa, según Daniel Feldman. Tener claro cuales serán las “competencias” para trabajar (capacidades de desempeñar efectivamente una actividad, movilizando conocimientos, habilidades, destrezas, etc.) en cada alumno, nos permitirá una mejor calidad educativa en una “escuela para todos”. El docente le compete: “plantear situaciones y actividades que ofrezca múltiples oportunidades”, que tenga “altas expectativas sobre sus alumnos”, que “brinde los apoyos necesarios” y evalué el progreso según el punto de partida de cada alumno, no comparándolo con otros.
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